lunes, 20 de abril de 2009

Capítulo tres: Conversaciones y discusiones

Lethar no apareció en todo el resto de la mañana, lo cual agradecí, no estaba de humor para otra discusión con él, sobre todo porque por mucho que lo pensara no lograba encontrarle justificación a sus palabras. ¿Por qué debía alejarme de Dimitri? Y eso daba paso al segundo tema que no abandonaba mi mente, mi extraña fascinación por mi compañero de Literatura, durante el almuerzo cuando les conté lo sucedido a Eva y Freddy, la primera se puso a vitorear como si se hubiese ganado la lotería.

- Podrías arruinarle la conquista a Cabot, Heather-Eva tomó una expresión soñadora- Sería genial que el chico guapo terminase contigo y no con esa arpía mono neuronal… claro, si dejas de comportarte como una retrasada social…

Yo solo me reí, y es que esa posibilidad era tan remota, sobre todo porque mientras continuábamos nuestra conversación divisaba con perfección a Dimitri sentado con Nicole, Denisse, Dieter y miembros del equipo de rugby de la escuela. No, definitivamente Dimitri no encajaba en el prototipo de chico que se interesaría en mi.

La última clase del día fue Filosofía pero jamás pude concentrarme durante la hora ni mucho menos opinar sobre el fundamento que postulaba Nietzsche en su “Origen de la tragedia”, y es que me encontraba demasiado dispersa en ese instante, no me gustaba discutir con Lethar, solíamos enfadarnos por nimiedades normalmente pero algo me decía que esta vez las cosas habían sido distintas, y el presentimiento iba más allá… sabía que si todo era por Dimitri Moskovits los problemas entre ambos no se acabarían.

Pasé toda la hora imaginando la razón del irracional odio de Lethar hacia mi nuevo compañero, Lethar veía auras, podía ser que la de Dimitri fuese especialmente oscura y maléfica, o quizás era un asesino en serie y yo fuese la próxima víctima en su lista, imaginé muchos supuestos pero todos sonaban estúpidos, ridículos y no me satisfacían, sobre todo considerando que mi guardián se negaba a decirme la razón real, que parecía ser realmente poderosa para él. Finalmente llegué a la conclusión que fuese lo que fuese no tenía porque importarme, si resultaba que Dimitri terminaba siendo un maniaco adicto a los cuchillos lo único que debía hacer era alejarme de él y asunto acabado, pero hasta que no evidenciara alguna actitud psicoide no encontraba razón suficiente para creer que debía escuchar a Lethar.

Al salir de Filosofía recordé que Eva se había retirado temprano para ir a una cita con el dentista y Freddy se quedaría hasta mas tarde en una de las tantas academias que le agradaba tomar, porque Freddy era adicto a meterse en los grupos de todo, suponía que suplía la falencia de ser completamente ignorado en casa siendo el mayor de 7 hermanos y llenaba esos huecos haciendo más actividad extra-escolar que ningún otro estudiante, desde que conocía a Freddy había participado en Teatro, en la academia de informáticos, en una de Botánica (que fue un completo fracaso), en fotografía, en el periódico escolar, con los nerds matemáticos, en la banda y un largo etcétera.

Me encaminé hacia la salida sin ningún apuro, aún no sabía si Eva podría ir a casa esa noche, esperaba que si porque no quería ver aparecer a Lethar y comenzar otra discusión inútil. Salí del instituto donde aún quedaban varios estudiantes conversando antes de partir hacia sus casas, llegué caminando hasta el paradero de autobuses que quedaba al sur del edificio, me senté en el banquillo a esperar.

Sentí unos pasos a mi derecha y me extrañé al ver a Dieter Walters esperando en el mismo paradero que yo, lo observé unos segundos y volví a mirar al frente, Dieter era uno de los chicos más populares de la escuela, amigo de Nicole y ex novio de Denisse Visitric, jamás había hablado con él, pero recordaba haber escuchado a Freddy decir que era un sujeto simpático, aunque realmente malo en Biología (fueron compañeros de laboratorio).

Pasaron unos cinco minutos y el autobús aún no pasaba, yo comenzaba a exasperarme, y es que no se me daban bien las esperas, miré hacia ambos lados de la calle aunque sabía que debía venir desde el sur, pero nada, mi pierna se movía insistentemente y de manera impaciente.

- ¿Sabes si no están en huelga o algo?- preguntó de pronto él.

Lo miré y me encogí de hombros, esperaba que no porque no me apetecía tener que caminar otras cinco cuadras para tener que tomar un taxi. Me ajusté la capucha de la chaqueta y cuando me disponía a sacar mi MP3 para hacer menos tediosa mi espera vi un espectacular auto negro detenerse en el paradero, la primera impresión que me dio fue que estaban filmando Batman y el batimovil por alguna extraña razón estaba en el paradero descansando de alguna toma, pero mis sinapsis me hicieron ver que esa idea era completamente ridícula, en primer lugar porque nunca habrían venido a filmar Batman a una ciudad como Portland y en segundo lugar porque no se veía ningún equipo de producción ni tramoyas ni luces ni nada que explicase mi teoría.

A mi lado Dieter observaba el auto con evidente asombro y hasta emoción. Miré el auto y leí a un costado, sobre la reluciente pintura negra una incrustación plateada decía “Camaro”. Me encogí de hombros y volví a mi mochila para buscar el MP3, fue en ese instante que la ventanilla del copiloto bajó y pude escuchar con perfecta claridad la voz de Dimitri Moskovits.

- ¿Puedo llevarte a casa?

Alcé la vista en un movimiento tan brusco que mi cuello resintió el movimiento bastante, mis ojos se encontraron con los de él y por instantes no supe que decir. En teoría debería ser a Dieter y no a mi a quien invitase a subir a su auto, por lo que había visto habían almorzado juntos ese mismo día, pero Dieter aún estaba alucinando con el “Camaro” como para fijarse en aquel “detalle”, yo no sabía nada de autos por lo que no podía entender el embobamiento de él.

Me aclaré la garganta de manera silenciosa, lo miré algo nerviosa y luego miré a Dieter, Dimitri pareció entender mis pensamientos.

- Espero no te moleste que la lleve a ella, Dieter; pero Heather vive lejos y me apetecería charlar con ella sobre un trabajo que tenemos juntos.

Me mandíbula se fue a piso notoriamente ¿Cómo sabía dónde vivía? ¿O simplemente estaba inventando una excusa para que Dieter no se enfadara con él? Estaba claro que solo podía ir uno de nosotros dos en ese auto porque era sólo para dos personas, sin embargo mi mente parecía reacia a subirse a ese auto ¿Y si resultaba que era un psicópata en serie y por eso Lethar quería que me alejase de él?

- No hay problemas- respondió Dieter mientras me miraba de una manera algo extraña, quizás con asombro.

Y yo también estaba asombrada, en primer lugar jamás, ni siquiera Nicole Cabot había tenido un auto tan lujoso como aquel, y en segundo lugar yo seguía sentada y sin responder la pregunta de Dimitri quien continuaba sosteniendo mi mirada a la espera de mi respuesta. Pareció sonreír levemente.

- ¿Vienes?

Suspiré mientras me levantaba, lo peor que podía pasar es que quisiese secuestrarme o algo por el estilo, pero al menos alguien sabía que me estaba subiendo al auto de Dimitri, en caso de mi desaparición repentina Dieter podía decir que me vio ir con el chico nuevo y asunto resuelto.

Mientras tenía todos esos pensamientos por completo disparatados en mi cabeza no pude evitar notar lo ridículamente paranoica que estaba siendo, culpé a Lethar por estar así, si él no hubiese llegado con sus amenazas a medio terminar yo no habría estado imaginándome como la protagonista de una mala película de terror.

Apenas me senté en el asiento del copiloto un exquisito aroma inundó mis sentidos, noté con cierta culpabilidad que ese aroma era su aroma, solo que más concentrado. Me sonrojé un poco y traté de ocultar mi rostro mientras me abrochaba el cinturón de seguridad. Haciendo gala de sus buenos reflejos y de su increíble auto Dimitri partió en cuanto yo hube terminado de asegurarme bien.

Un incómodo silencio se posó entre ambos mientras él conducía a una velocidad que francamente comenzó a aterrarme, inconcientemente me afirmé a la manilla de la puerta, él pareció notar aquello y bajó inmediatamente la velocidad.

- Disculpa… no era mi intención…

- No hay problema…- le interrumpí.

Silencio.

Me dediqué a observar el interior del automóvil, era completamente lujoso, los interiores de cuero negro, con incrustaciones del mismo color, el auto tenía un sistema satelital incorporado y un tablero con muchos botones que no quise imaginar para que servirían. Me percaté que él conducía hacia el sur sin que yo le hubiese hecho la indicación de donde vivía, eso me recordó otra cosa.

- ¿Cómo sabes dónde vivo?- pregunté. Me percaté de mi tono de voz demasiado reprochador- Le dijiste a Dieter que vivía lejos…- añadí rápidamente y de manera menos defensiva.

Él sonrió, pero lo hizo sólo con la comisura de los labios, me había dado cuenta que nunca sonreía por completo, siempre era un leve gesto, casi imperceptible.

- Te vi hoy subiendo al auto de tu amigo en la mañana, casualmente yo pasaba por ahí…- respondió resuelto.

- Ah…

Nuevamente silencio.

Miré por la ventana mientras sentía una extraña sensación, ganas de lanzarme y alejarme de aquel auto, pero al mismo tiempo otra parte de mi no quería que el viaje a casa terminase. Recordé que quería charlar conmigo sobre un trabajo, era obvio que se refería a Literatura sobre el trabajo de “Los Miserables”, ya que no habíamos hecho ningún otro juntos; vino a mi cabeza la imagen de mi retrato, me volví a sonrojar y maldije mentalmente por estar comportándome como la típica adolescente descerebrada- que teóricamente- yo no era.

- Gracias… por el dibujo…- dije rompiendo el mutismo entre ambos, él volvió a hacer su típico amague de sonrisa.

- De nada… eres una buena modelo para dibujar…- comentó mientras miraba hacia mi.

Bajé la vista algo avergonzada y bufé algo incrédula.

- Ya…

Estaba tratando de ser gentil, de todas formas él seguía almorzando y pasando las clases de Historia con Nicole Cabot, y de seguro la había retratado ya unas diez veces, casi podía imaginar a la odiosa voz de ella diciendo “¿Han visto como ha dibujado perfectamente mi nariz? Es tan perfecto…”.

Nuevamente volvió a mi esa sensación de vértigo, extraña, y que sólo ocurría cuando estaba cerca de él, cerré los ojos mientras contaba mentalmente para tranquilizarme.

- ¿Heather?

Moví la mano con despreocupación mientras continuaba con los ojos cerrados, no podía entender que ocurría conmigo, esos repentinos malestares realmente comenzaban a preocuparme, y lo peor es que intuía que eran por él, aunque sonase por completo descabellado sabía que la razón de mi malestar se debía a quien en esos instantes conducía a mi lado. Escuché el motor del auto detenerse pero yo continuaba regulando mi respiración, de pronto sentí que tomaban mi rostro con ambas manos, el tacto era frío, casi gélido, pero inexplicablemente comencé a sentirme mejor, abrí los ojos y me encontré con el rostro de Dimitri a escasos centímetros del mío, sus ojos azul oscuro observándome fijamente y sus manos sosteniendo aún mi rostro.

- ¿Estas bien?

- Si…- respondí algo temblorosa.

Él quitó las manos de mi rostro pero continuó observándome, se encontraba en cuclillas sobre la vereda del frontis de mi casa mientras yo aún continuaba sentada en el asiento de su auto. Aún en mi malestar me percaté de su gesto claramente frustrado.

- Estoy bien, en serio- mentí mientras salía del asiento del auto, Dimitri inmediatamente tomó mi mano para ayudarme y volví a sorprenderme por su tacto extremadamente frío, él pareció darse cuenta de mi reacción y terminé agarrada a su brazo, ya sin tener contacto directo con su piel.

Me ayudó a llegar hasta la puerta de mi casa, aún seguía algo torpe pero me esforzaba por aparentar lo contrario. Saqué el manojo de llaves del bolsillo exterior de mi mochila e inmediatamente Dimitri lo tomó y abrió la puerta con la primera llave que metió a la cerradura, lo miré algo incrédula y es que parecía demasiada buena suerte como para que él escogiese la llave exacta de las 9 que sostenía mi llavero, incluso yo misma solía equivocarme.

- ¿Estás sola?

- No- mentí. Era realmente innecesaria aquella mentira, considerando que Dimitri se había mostrado realmente bueno al preocuparse por mi malestar, aún así fue la primera respuesta que se me vino a la mente.

- No conviene que estés sola en estos momentos…- dijo mientras miraba hacia el techo de la casa. Volvió a mirarme a mi unos segundos- Debo irme… espero que te sientas mejor, Heather.

Lo miré unos segundos y asentí en silencio, nuevamente volvía a mi esa sensación de no querer que se fuera tan pronto.

- ¿De qué querías hablar conmigo?- pregunté en un patético intento por tratar que se quedase un poco más.

Él me observó y sonrió, y esta vez su sonrisa fue un poco más evidente.

- Me he encontrado con la maestra Travis, ha dicho que nos felicita a ambos por el trabajo de “Los Miserables”, quedó asombrada con nuestro análisis y espera que continuemos trabajando juntos…

Esta vez yo también sonreí levemente.

- ¿Tú quieres seguir…? Ya sabes…- dije algo torpe. Volvía a comportarme como una retrasada social.

- Solo si tú quieres que continúe cerca de ti…

Su frase parecía no responder realmente a mi pregunta, es más, aunque aún me encontrase algo mareada pude vislumbrar casi con certeza que él no se refería precisamente al hecho de ser compañeros de Literatura.

- Si- respondí mientras por primera vez le sostenía la mirada sin sentirme igual que si fuese jalada desde el ombligo.

Supe que mi respuesta había implicado todas las connotaciones de su frase, aunque seguía pareciéndome completamente disparatado lo que estaba pensando, quizás había alcanzado un nivel de locura tan preocupante que estaba imaginando cosas y situaciones donde no las habían y probablemente Dimitri Moskovits se refería solo al hecho de ser o no compañeros de clase.

- Te veo, mañana Heather- dijo luego de unos segundos, o quizás minutos, no lo supe muy bien.

- Adiós…

Le vi subir a su espectacular auto y arrancar a toda velocidad mientras sus palabras seguían repitiéndose en mi cabeza. Antes de cerrar la puerta supe que Lethar había vuelto- aunque le había pedido que no lo hiciese- pero estaba por ahí, lo sentía; era como cuando llegaba a casa y sabía que mama estaba cocinando su exquisito soufflé de papas, apenas ponía un pie en la entrada sentía el peculiar aroma; lo mismo sucedía cada vez que Lethar aparecía en mi “plano”, algo en mi cerebro me indicaba que él estaba ahí, era un presentimiento transformado en convicción.

Subí las escaleras directamente hacia mi habitación, y ahí estaba, acostado cómodamente mientras hojeaba una revista Cosmopolitan que Eva me había regalado asegurando que algún material “de chica” me ayudaría, y es que mi amiga vivía preocupándose de mi inminente soltería, decía que una chica como yo debería tener pretendientes hasta para rechazar.

Tiré mi mochila al piso y me fui al tocador para ordenar un poco mi pelo, vi por el espejo que Lethar dejaba la revista a un lado, nuestras miradas se encontraron, sabía que seguía enfadado conmigo, pero no me dejaría amilanar por su actitud, porque – en teoría- yo no estaba haciendo nada de lo que debería arrepentirme o pedir disculpas, es más, si yo no pudiese ver a Lethar, Dimitri sería como cualquier otro compañero nuevo, y toda esa tontería de alejarme de él ni siquiera sería algo por lo que discutir, Dimitri era un chico cualquiera....

“Pero sabes que no lo es”.

Mi voz interior contra atacó de manera certera, Lethar seguía sosteniendo mi mirada, se sentó en la orilla de la cama y finalmente yo me volteé hacia él para dejar de mirarlo por el reflejo del espejo.

- ¿Estás bien?- preguntó con voz algo más ronca de lo normal.

Lo observé en silencio y asentí con la cabeza. Realmente no esperaba esa pregunta de su parte, un “¿Qué carajos estás haciendo, Heather?” era lo que imaginaba como primera frase por parte de él, sobre todo recordando la discusión de la mañana. De un segundo a otro Lethar se encontraba junto a mi, en cuclillas, curiosamente en la misma pose que había adoptado Dimitri cuando habíamos llegado a casa. Pegué un leve saltito por su repentina aparición pero no dije nada, él continuaba mirándome con frustración y algo de enfado, sin embargo había otro sentimiento ahí, oculto, pero me era imposible descifrar sobre que se trataba, maldije el no tener la habilidad de leer mentes como mi guardián.

Alcé la mano de manera algo titubeante y alcancé su rostro, su piel tibia trajo a mi inmediatamente una sensación de calidez y bienestar, su gesto se volvió menos arisco pero continuaba observándome en silencio.

- Te empeñas en no hacerme caso ¿Eh, Heather?- dijo él rompiendo al fin con el silencio.

Dejé la mano quieta sobre su rostro, sin responderle. Él bufó frustrado y alejó mi mano mientras se levantaba y comenzaba a caminar por la habitación.

- ¿Qué tiene de malo que…

- ¿Qué qué tiene de malo?- estalló mientras me observaba nuevamente con ese relampagueo en sus ojos- Tiene mucho de malo, Heather…

Arrugué el ceño y me paré del tocador hasta llegar frente a él.

- ¿Y tanto te cuesta dejar de jugar al señor de los acertijos y decírmelo directamente?

Abrió la boca en un gesto en que claramente se sentía ofendido por algo, la volvió a cerrar mientras articulaba una pose de suficiencia.

- Debería bastarte el que yo te lo diga…¡Soy tu guardián!

- ¿Y eso qué? ¡Eres mi guardián pero no mi padre, Lethar! – dije casi a gritos

- ¡Incluso tu padre me apoya!- replicó él subiendo igualmente el tono de voz.

Me quedé de piedra y lo observé unos largos segundos con la boca abierta de la impresión, tantos meses preguntándole por mis padres, y él negándose a darme respuestas y ahora resultaba que Lethar si tenía contacto con ellos.

Tragué saliva en grueso mientras sentía que mi visión comenzaba a nublarse mientras las lágrimas pujaban por salir. Pestañeé varias veces obligándome a no perder la dignidad frente a él, quien me miraba fijamente; comenzó a acercarse pero yo retrocedí conforme él avanzaba.

- Heather…

- Aléjate- dije mientras ponía mi brazo delante para ordenarle que no diese un paso más.

Mis padres estaban en algún lugar, a pesar que nunca fui católica quería pensar que estaban en un lugar tan hermoso como el paraíso, junto a mis hermanos, que estaban felices, que estaban bien… Muchas veces me odiaba por ser la única que se había negado a morir… muchas veces me encontraba odiándolos por abandonarme… ¿Por qué ellos no hicieron lo mismo que yo? ¿Por qué no regresaron como yo? ¿Por qué me dejaron aquí sola? ¿Por qué estaba condenada a vivir el resto de mi existencia sin ellos?

Las lágrimas comenzaron a caer sin control mientras yo seguía en el mismo gesto hacia Lethar.

- Vete…

- Heather no…

- Por favor… vete- supliqué mientras me volteaba y comenzaba a caminar hacia el baño.

Me encerré de un portazo y apoyé ambas manos en el lavamanos de mármol, mi respiración era jadeante mientras las lágrimas corrían por mis mejillas de manera incesante.

- Perdóname…- escuché la voz de Lethar al otro lado de la puerta antes de sentir que me había dejado sola, tal como se lo había pedido.

El dolor en mi pecho se posó incesantemente mientras la herida se volvía a abrir de manera casi agónica, un gemido de dolor abandonó mi garganta mientras mi mente se llenaba de imágenes de mi madre, mi padre y mis hermanos… cuando Heidi volteó el frasco completo de crema sobre mi cama, a Gail corriendo por la casa con su capa de súper héroe, a mamá cantando todo el día, llenando mi antigua casa de ese ambiente cálido y ameno, a mi padre… y todas las veces que le acompañé a pescar…

Dolor.

No supe como pero terminé en el piso y apoyada en la tapa del water mientras lloraba sin cesar. Me sentía tan sola, y el dolor por su pérdida causaba estragos en mi interior. Me afanaba en aparentar lo contrario, no quería ser un problema para Ronald ni tampoco preocupar a mis amigos, es por eso que había aprendido a fingir a la perfección que todo estaba bien, aunque por dentro mi pecho pareciese a punto de partirse en dos y el dolor carcomiera cualquier atisbo de luz…

Desperté y una completa oscuridad me rodeaba, tardé en acostumbrar la vista, luego de varios minutos me percaté que estaba en mi cama y tapada a medias con una de las frazadas que ponía a los pies de mi cama. Arrugué el ceño, no recordaba nada más que haber estado en el baño… Apreté los labios en un gesto frustrado, de seguro había sido Lethar quien me había traído mientras dormía. Me levanté de la cama, la cabeza me dolía horriblemente, prendí la luz de mi mesita de noche y vi la hora en el reloj, eran casi las 10 de la noche.

Recordé que había invitado a Eva y Freddy a quedarse en casa, alcancé rápidamente mi mochila y tomé mi celular, tenía siete llamadas perdidas, todas de Eva y tres mensajes de Freddy a intervalos de una hora más o menos.

“Heather, Eva me ha dicho que se queda en tu casa hoy, he preguntado y yo también”.

“¿Dónde estás? Eva me ha llamado y dice que no respondes ni tu celular ni número de casa”

“Heather donde quiera que estés iremos a tu casa a las 10, más te vale que estés o Eva enloquecerá más de lo que ya esta…”

Marqué el número de Freddy con rapidez, al segundo tono la voz de mi amigo se escuchó por sobre un estruendo de guitarras y baterías.

- ¿Heather?

- Si, soy yo- le grité.

- ¿Eh? Espera… ¡Eva! ¿Quieres bajarle? ¡No puedo escucharle a Heather!- gritó mi amigo.

- ¿Es ella?- la voz de Eva se escuchó clara justo antes de bajarle a la música- Dile que es una…

En ese instante pareció que Freddy se alejaba de ella.

- Freddy lo siento, me quedé dormida y acabo de despertar.

- Esta bien, estamos con Eva en mi casa… ¿entonces podemos ir ya?

- Por supuesto, los espero…

- Vale…

Apenas le corté el teléfono a Freddy me dirigí de una carrera al baño, me lavé la cara con mucho agua fría para bajar un poco la hinchazón de los ojos, me eché un poco de tapa ojeras para disimular, observé mi reflejo en el espejo de cuerpo entero que había tras la puerta, observé mi rostro, tenía un aspecto bastante patético, más blanca y pálida de lo normal, mi cabello rubio y liso se encontraba disparado hacia todas partes, me pasé un cepillo y me ordené un poco la chasquilla detrás de una oreja, finalmente decidí tomarme el cabello en una coleta, recordé mentalmente que debía cortármelo, lo tenía ya a mitad de espalda, no me gustaba tenerlo tan largo. Me quedé unos segundos observando a la chica de ojos verdes y mirada triste del reflejo, nunca me había considerado una chica guapa, es más, sabía que era de aspecto tan común que se me hacía difícil saber si había algo en mi que me hacía más especial, mi cabello era rubio, ni muy claro ni muy oscuro, solo rubio, y muy liso, mi piel demasiado blanca para mi propio gusto, decorada con algunas pecas en la zona de mi nariz- heredadas de mi madre, tenía las mismas- demasiado delgada como para tener curvas que atrajesen miradas, y no es que me interesase, pero al lado de otras chicas de mi generación, claramente yo parecía una insignificancia. Eva siempre decía que yo debía valorarme como era, opinaba que mis brazos y mi cuello eran mis mejores atributos junto con mis ojos, además añadía que mi aspecto muy a lo Mary Kate Olsen era algo que muchos admiraban, yo no podía hacer nada más que mirarla incrédula cuando le escuchaba compararme con una de las gemelas millonarias.

Cuando bajé al primer piso encendí todas las luces posibles en el camino, y es que era una casa tan grande y verdaderamente no me apetecía hacerle honor a la casa del terror, lúgubre y sombría. Ya en la cocina revisé la despensa y encontré unas bolsas de papas fritas, maní y algunas cosas para picar, por suerte Ronald se esmeraba en tener siempre cosas para invitados sorpresa, y es que siendo él un escritor famoso no faltaban las visitas ilustres que se auto-invitaban a casa para charlar con “uno de los mejores escritores de las últimas décadas”, según el Washington Post.

Había terminado de vaciar algunas cosas para picar en una bandeja cuando sentí el timbre de la casa, corrí a abrir y me encontré con mis dos mejores amigos en el porche.

- ¡Creí que te habían raptado los extraterrestres, Heather!- chilló Eva mientras pasaba al interior seguida por Freddy- ¿Cómo es eso de andar quedándote dormida? Creo que te hace falta dormir un poco más durante las noches…

Eva continuó hablando su monologo mientras se dirigía hacia las escaleras, Freddy me observó mientras yo cerraba la puerta de la casa, sus ojos marrones me miraban inquisidoramente.

- ¿Algo de lo que quieras hablar?- preguntó mientras tomaba mi mano en un gesto fraternal, negué con la cabeza y traté de sonreír.

- Estoy bien… ahora alcancemos a Eva antes que queme la casa- repliqué mientras comenzaba a caminar hasta mi pieza aún sosteniendo su mano.

Cuando entramos en la habitación Eva se encontraba sobre mi cama leyendo la revista Cosmo, curiosamente en la misma pose que había adoptado Lethar, me pareció un cruel deja vu, aunque Eva tiró la revista inmediatamente apenas entramos y encendió la televisión.

- He traído algunas cosas…- dijo con voz falsamente inocente mientras abría su bolso y sacaba unas latas de cerveza.

Sonreí, la primera vez que había probado alcohol había sido en la fiesta de Ted Wolski, en noveno grado, Eva había llevado una botella de ron que le había quitado a su padre, Freddy había sido el primero en caer rendido producto del alcohol, luego yo y por último Eva, por suerte esa noche me quedé en su casa, por lo que mi madre jamás se enteró de mi primera incursión en cosas “prohibidas”.

Eva nos lanzó una lata a mi y otra a Freddy. Nos sentamos en el piso de mi habitación, sobre la alfombra que tenía a los pies de mi cama, era una alfombra de piel, se la habían regalado a Ronald en uno de sus viajes a Perú, decían que era de piel de llama, un animal muy típico de esos lugares.

Cuando ya íbamos por la segunda lata recordé que había dejado el picadillo abajo y fui rápidamente por él, entre las conversaciones triviales y los desvaríos mentales de Eva me encontré realmente aliviada de todo lo ocurrido en aquella tarde; y mientras observaba como Freddy imitaba a la perfección el sonido de un babuino histérico y a Eva lanzarle maní como proyectil comprendí que era realmente afortunada en tener amigos como ellos, que hacían de mi vida algo más feliz, mas pleno, menos difícil de lidiar.

Cuando ya era casi media noche nos habíamos acabado las 9 latas de cerveza, sabía que al día siguiente me arrepentiría de haber bebido un día de semana, sin embargo por nada cambiaba la excelente noche que estaba pasando con mis mejores amigos.

- Por cierto…- dijo Freddy entrecerrando los ojos de manera dramática- Dieter me dijo que Dimitri Moskovits te trajo a casa hoy en la tarde.

Eva se atragantó con el maní luego de la bomba tirada por Freddy, miré a mi amigo y me sonrojé levemente, sabía que había estado esperando toda la noche para lanzar aquel comentario, podría habérselo dicho a Eva antes mientras estaban en su casa, pero no, lo había hecho cuando estábamos los tres, sabía que lo hacía para no perderse mi reacción.

Mientras Eva seguía tosiendo de manera histérica yo me encogí de hombros fingiendo indiferencia.

- Así es…- comenté mientras tomaba unas papas fritas y me las echaba a la boca- Eh… espera… ¿Desde cuando tú hablas con Dieter?-pregunté extrañada.

Freddy rió.

- Desde que lo salvé de un reprobado en Álgebra el año pasado- respondió- Y no cambies el tema…

- ¡Dimitri Moskovits te trajo a casa!- Eva chilló de manera melodramática, al parecer ya había dejado de atorarse con el maní, una parte de mi deseaba que tardase más en ponerse a chillar y a hablar sobre mis futuros planes de matrimonio con el chico nuevo- ¿Te das cuenta de lo que eso significa?- preguntó emocionada.

- ¿Qué sabe ya a quien pedirle los cuadernos cuando falte a clases?- pregunté.

Freddy rió y Eva negó con la cabeza.

- Es un gran paso ¡Boba!- se sentó a lo indio y tomó tres maníes y los puso en fila sobre la bandeja- Esta eres tú, este es Dimitri y esta es Cabot- explicó señalando los tres- y en este minuto la balanza te favorece porque eres compañera de trabajo de él en Literatura y además ya se ha ofrecido a traerte a casa- dijo juntando el maní “Header” con el maní “Dimitri”-…no estaría mal que en los próximos días Freddy me lleve sólo a mi y así tú te vas con él…

Bajé la mandíbula incrédula por las palabras de Eva.

- ¿Desde cuando he dicho yo que quiero algo con Dimitri Moskovits?

Eva bufó.

- Por favor, Heather… si yo fuese hétero créeme que querría a ese chico en mi cama… pero como no lo soy, me preocupo que mi mejor amiga se quede con él.

Me sonrojé, a veces Eva tenía una forma tan directa para expresarse.

- Pero a mi no me gusta él- mentí.

Observé los rostros incrédulos de mis dos interlocutores. Esta vez fue Freddy quien tomó la palabra.

- Te sonrojas cada vez que lo nombramos…

- En el almuerzo de hoy no le quitabas la vista de encima- añadió Eva.

- ¡Eh! Tú tampoco… - dije a la defensiva.

- Ya… pero parecía que tú te lo querías comer con la mirada… además yo solo estudiaba a tu competencia- replicó.

¿Competencia? ¿Desde cuando esto se había transformado en una competencia? Levanté mis manos como pidiendo tiempo muerto.

- Esperen, esperen… a mi no me gusta Dimitri Moskovits- repliqué tratando de sonar lo más convincente posible- es más, apenas lo conozco, no me puede gustar alguien del cual ni siquiera se su segundo nombre… además no me apetece que Cabot me agarre más odio aún y me quiera hacer la vida más imposible solo porque me vea cerca de su próximo ligue.

Eva se comió de manera especialmente violenta el maní que en teoría era Nicole Cabot y me miró con cara de pocos amigos.

Esa noche nos dormimos casi a las dos de la mañana, al día siguiente sabía que sería un problema levantarse a tiempo, pero me aseguré de poner dos despertadores, sabía que a Ronald no le apetecería saber que falté al instituto mientras él no estaba en casa.

Eva durmió conmigo y Freddy en la pieza de al lado. Mientras mi compañera ya parecía estar en su décima etapa de sueño yo aún me cabeceaba sobre todo lo ocurrido aquel día. Las discusiones con Lethar, la conversación con Dimitri, las conclusiones de mis amigos… el recuerdo de mi familia…

Me acurruqué bajo las tapas y cerré los ojos, la mirada profunda y algo escalofriante de Dimitri Moskovits fue lo último que vi esa noche.

4 comentarios:

  1. Ya sabes que amé la escena(?) de la discusión entre Lethar (L) y Heather. Amo a Lethar y Dimitri me parece tan... interesante que ash me siento entre la espada y la pared (o.o).

    Pero si hay algo seguro, es que amo la historia (:
    Me encanta en serio.

    Felicidades *-*
    t'adoro (:

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  2. No, ahora ya no tengo ninguna duda que aunque Dimitri sea especialmente misterioso y algo escalofriante prefiero a Lethar. Creo que puede ser muy interesante lo que él puede "saber" de las cosas en general.

    (8)The Grim Reaper is coming..."

    Bueno...jajaaja, me encanta la historia mi amada Red. Apoyo la noción de todos los que han comentado que es magistral yte digo algo?...SI NO ACTUALIZAS EL CAPITULO CUATRO MIS NEURONAS EXPLOTARAN!

    Pd1. Quiero un Lethar.
    Pd2. Es mi imaginación o Lethar se parece a ETF?
    Pd3. AMO A LETHAR.
    Pd4. AMO A RED.
    Pd5. AMO REDENCION.

    Atto. Cd ;)

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  3. yo sigo aqui esperando por alguién como Lethar, o por alguien como Dimitri.!!!
    creo que me voy mas por lo misterioso

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  4. que linda historia, en verdad
    es muy original, y Lether es lindo :DDDDDD

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