martes, 5 de mayo de 2009

Capítulo siete: La elección

Decir que aquellos días en la finca de los Ward habían sido grandiosos era poco, y es que hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto el simple hecho de despertar por las mañanas, los días pasaron raudos entre cabalgatas, salidas al lago y excursiones al Parque Baxter, que tal como lo había dicho Freddy, era una reserva magnífica. No volvimos a hablar con Lethar temas serios, y aunque yo moría por continuar el interrogatorio algo en mi me decía que había sido suficiente por el momento, no debía abusar de mi suerte, sobre todo ahora que tenía la certeza que ellos vigilaban mis movimientos y los de mi guardián, hecho que aunque no me parecía en lo absoluto debía lidiar, no tenía opción.

El jueves llegó demasiado rápido, parecía casi irreal cuando me encontré bajando del auto de Ronald y caminando a la puerta del instituto, Eva se lanzó sobre mi en un reconfortante abrazo, Freddy esperó paciente su turno para hacerlo.

- He traído los súper sándwiches que prepara Amber para que te los comas durante el almuerzo…- señaló Eva emocionada, quien tenía la costumbre de llamar a su madre por su nombre- así no desfallecerás de nuevo…

Tanto Eva como Freddy achacaban mi desmayo a la falta de nutrientes en mis comidas y a mi repentina manía por el estrés innecesario, aunque yo sabía que no era así decidí no contradecirles, era mucho más fácil que creyeran eso a decirles que todo había sido provocado por nuestro nuevo compañero de salón.

Casi como si Freddy me hubiese leído la mente sacó el tema, mientras cruzábamos los pasillos.

- Dimitri no fue a la fiesta del sábado… no te perdiste de mucho de todas formas… excepto en la parte en que Eva quería golpear a Cabot…

Eva rió mientras yo la miraba alzando una ceja.

- Esa maldita arpía… eeeh y no olvides mencionar querido Freddy que has conocido a tu princesa de cuento…

Eva se echó a reír mientras golpeaba a Freddy en la cabeza, aunque mi amigo parecía reacio a confesar lo ocurrido, terminó contando que había conocido a Liz, la prima de Dieter, íbamos tan sumidos en nuestra conversación sobre mis días en Millinocket que no fue hasta que ambos me dejaron en la puerta del aula de Historia que me consumió un súbito pavor, tenía Historia, con él, y Lethar no se encontraba conmigo, antes de partir a la escuela había estado muy extraño y luego dijo que no podría estar unas horas, no comenté nada más y él tampoco, y ahora, a unos pocos pasos de entrar en la sala sentía que mis piernas querían abandonar ese lugar y correr muy lejos.

- ¿Quieres entrar? Estas obstruyendo…- me dijo una chica de la clase. Me sobresalté y entre mirando hacia el piso directamente hacia mi asiento habitual.

Sentí en mis manos un sudor frío. No entendía bien porque me estaba ocurriendo todo aquello, sobre todo porque durante toda la estancia en Millinocket, aunque no quisiese reconocerlo, me moría de ganas de volver a ver a Dimitri, de perderme en el brillo extraño de sus ojos, su voz aterciopelada… entre árboles y exquisitas comidas de la señora Ward el recuerdo de ese súbito frío invadiéndome cuando me desmayé parecía un rumor lejano y olvidado, pero en aquel instante, mientras me sentaba en la silla esperando el inicio de la clase volvía a sentir cierto temor por lo que pudiese ocurrir la próxima vez que lo viese.

¿Y si me desmayaba?

¿Realmente había sido todo por él?

¿Qué tenía él?

¿Qué tan peligroso podía ser el estar cerca de Dimitri Moskovits?

Mis respuestas parecían llegar al minuto que divisé una cabeza oscura entrando al aula, inmediatamente se percibió el cambio en el ambiente, las chicas enmudecían al verlo pasar, como siempre él completamente ajeno a ese magnetismo sobrenatural que imponía con cada paso. Me aferré a los bordes de la silla mientras mi corazón parecía querer salirse de mi pecho, sabía que mis nudillos estaban casi blancos por la presión que ejercía mientras lo veía avanzar por mi pasillo…

Pero Dimitri pasó directamente a sentarse con Nicole Cabot sin siquiera mirarme, algo muy parecido a un globo desinflándose se sintió en la mitad de mi pecho. Mi respiración continuaba sucediéndose de manera frenética, sin embargo el sentimiento de súbito temor se vio reemplazado por uno completamente distinto… algo muy parecido a la decepción y a la angustia. Casi masoquistamente me volteé a mirarlos, Nicole exhibía una enorme sonrisa y por segundos sus ojos se cruzaron con los míos, su mensaje de ganadora era claro y me sentí más estúpida que nunca mientras Dimitri parecía pasar olímpicamente de mi.

Green comenzó su clase y desvié la mirada hacia el frente mientras algo se retorcía dentro de mi, no podía entender como de un momento a otro él podía actuar así conmigo, sobre todo considerando que yo me había desmayado en su presencia aquel día, comprobé mosqueada que Lethar nunca me dijo quien me había llevado a la enfermería. ¿Había sido Dimitri, cierto? ¿Quién más?

La clase transcurrió como siempre pero me fue imposible centrarme en lo que el señor Green hablaba, mi mente no dejaba de divagar y continuaba sintiendo una presión en el pecho que me hacía sentir idiota y vulnerable, me esforcé en no volver a mirar a Dimitri, a pesar que se encontraba apenas a metro y medio de mi asiento, aún así mantuve la vista fija en el cuaderno fingiendo tomar apuntes. Cuando por fin terminó la clase Dimitri fue el primero en abandonar el aula, y para desgracia mía lo hizo sin siquiera mirarme.

Cargué toda la mañana con una horrenda y pesada angustia, Lethar aún no aparecía y lo sucedido en Historia se repetía en mi cabeza como una mala película de bajo presupuesto, cuando en la hora de almuerzo le vi sentarse en la mesa de Cabot comprendí lo obvio, Dimitri era para convivir con gente popular, linda e íconos deportivos, no con gente como yo.

- Sabía que lo duraría tanto…- comentó Freddy mirando en mi misma dirección mientras masticaba uno de los sándwich que había traído Eva.

Negué con la cabeza en silencio y me esforcé por fingir que no me importaba.

- Si se convierte en el próximo ligue de Cabot también se ganará un puñetazo en la cara- comentó mi amiga de manera ruda mientras arrugaba el ceño, me miró y movió la mano como espantando una mosca- No te preocupes Heather, que almuerce con Cabot no es la gran cosa, no quiere decir que…

- Eva… no quiero escuchar de que va esa frase…- le interrumpí de manera demasiado ruda para ser yo, tanto Eva como Freddy arquearon las cejas y se miraron cómplicemente.

- Ya lo decía yo… esta perdida…- dijo él.

- Más que perdida…- continuó ella.

Rodé los ojos y me afané en mi comida, dejando lejos la imagen de Dimitri almorzando con las estrellas de la escuela. Para cuando terminamos volví a sentir que la angustia me poseía, tenía Literatura, y en teoría éramos compañeros de trabajo. ¿Sería capaz de cambiar de compañero?

Entré al aula de la señorita Travis y me senté sintiéndome más nerviosa conforme iban entrando alumnos a la sala, recordé que debíamos presentar un trabajo aquel día, trabajo que supuestamente haríamos en mi casa el lunes pasado. ¿Y si era ese el motivo de su repentino distanciamiento? ¿Y si se había enfadado por dejarlo solo haciendo el trabajo? No, no podía ser por una razón tan estúpida, me parecía que Dimitri lejos de alejarse de mi por aquello era de los que me hubiese enfrentado, por último para decirme que no quería trabajar más conmigo.

- Hola Heather…

Su voz tan cerca de mi oído me hizo dar un pequeño brinco en la silla, me puse súbitamente roja mientras volvía a mi todo el nerviosismo de Historia, y a eso sumado que no esperaba que me saludara, no después de todo lo ocurrido durante el día.

- Hola…- respondí de manera corta y sepulcral, aunque ese efecto no fue apropósito, si no más bien salio producto que mi garganta parecía apretarse dentro de mi. Me concentré en darme cuenta si volvía a sentir aquel frío extraño, pero no, aunque me sentía realmente mal, este malestar era del tipo “normal”, como cuando sabes que algo ha pasado y tu cuerpo se descompone junto con tu cerebro.

Abrí mi cuaderno y fingí ignorarlo, pero en ese instante la maestra Travis comenzó a pedir los trabajos, alcé la vista preocupada.

- Yo lo he hecho…- comentó él sacando una reluciente carpeta negra.

- Oh, pero yo no hice…

- Luego negociamos eso…- comentó con un deje de ironía mientras se levantaba a dejar el trabajo en la mesa de Travis.

Lo observé en la lejanía, su cabello oscuro, su cuello níveo y estilizado mientras caminaba con elegancia, bajé la vista justo a tiempo antes de verle voltear, y es que no me apetecía mirarlo a la cara, de hecho, durante todo el día no había mantenido un contacto visual directo con Dimitri.

La clase se desordenó mientras la maestra chequeaba la recepción de los trabajos y escuchaba las excusas de los de siempre, con mi lápiz comencé a garabatear figuras sin sentido sobre el papel, un silencio incómodo y extraño se posó entre ambos.

- ¿Cómo estas?- preguntó él.

- ¿Por qué lo preguntas? No necesitas ser amable conmigo ahora…- comenté explotando al fin, todo eso que sentía desde la primera hora de la mañana parecía querer brotar de mi interior y expulsarlo de manera repulsiva.

Por primera vez mi mirada se encontró con la suya y lamenté haberlo hecho, era inexplicablemente hermoso, sus cejas se arquearon a manera de sorpresa, estaba claro que no se esperaba mi reacción, pero yo no estaba para responder preguntas idiotas ni mucho menos fingir que estaba todo normal cuando se había dedicado a ignorarme durante todo el día.

- No se de que va toda esta bipolaridad tuya que primero me ignoras completamente y luego me hablas solo porque somos compañeros de trabajo…

El abrió la boca para decir algo pero yo me encontraba de pronto demasiado alterada como para dejarlo hablar, además, ahora que había reunido el coraje para decirle todo aquello que pensaba no pensaba dejar callar cosas, comencé a mover las hojas del cuaderno mientras no paraba de hablar y mi corazón palpitaba furioso en mi pecho.

- Si no quieres juntarte o que te vean conmigo ¡Bien! Si quieres yo misma hablo con Travis y…

- Heather

- … le dijo que..

- ¡Heather!

De pronto él tenía las manos sobre mis hombros mientras yo me quedaba súbitamente muda, mi respiración de paralizó mientras nos mirábamos fijamente, mis ojos abiertos como platos vislumbrando como incluso él parecía algo contrariado. Vino a mi cabeza de manera fugaz el recuerdo del pasillo y una mano tomando mi hombro, pero esta vez no pasaba nada, incluso cuando todo mi cuerpo parecía esperar el desfallecimiento, pero este no llegaba… ni tampoco aquel frío... Yo continuaba sin respirar mientras sus ojos oscuros vagaban por mi rostro de manera titubeante, todo alrededor parecía desaparecer instantáneamente, me parecía sentir cada latido de mi corazón mientras una extraña sensación se posaba en mi pecho, como ser tirada con un imán hacia él.

Así, tan rápido como me había tomado sus manos me soltaron y yo expulsé el aire que aguantaba en mis pulmones, me quedé mirándolo aún en shock por lo sucedido entre ambos, porque si, tenía la certeza que él se había sentido casi tan extraño como yo, lo sabía, por la manera en que sus ojos titubearon por primera vez desde que lo conocía.

Él se aclaró la garganta y desvió la mirada unos segundos.

- No quiero que dejemos de ser compañeros en Literatura…- respondió finalmente.

Yo aún me encontraba demasiado impactada como para añadir algo coherente a sus palabras, le vi voltearse hacia mi nuevamente con cierto brillo de satisfacción en su gesto, de pronto volví a sentirme vulnerable ante su potente mirada, él parecía meditar interiormente aunque en ningún minuto su gesto cambió. Aguardé expectante, como un conejo que ha sido descubierto por un potente haz de luz.

- Pensé que no querrías tenerme cerca…

Tragué saliva en grueso, de pronto, parecía que sus palabras me transportaban directamente al viernes pasado, luego a mi conversación con Lethar, a mis preguntas constantes que no tenían respuestas, fijé la vista en él, el resto del mundo volvía a desaparecer, en aquellos instantes sólo éramos nosotros.

- ¿Por qué pensaste eso?- pregunté finalmente, obligándome a no flaquear.

Dimitri sonrió levemente, se encogió de hombros de manera que no perdió su compostura elegante y distinguida.

- Porque es lo que tenía entendido que pensarías hoy…- respondió.

Pestañeé confusa y negué con la cabeza.

- No puedes saber lo que pienso…

- Esta claro que no, o las cosas serían más fáciles…- replicó.

Súbitamente volvía a sentirme enfadada, quería respuestas claras y nadie se disponía a dármelas.

- ¿Qué es lo que hay de malo en ti?- pregunté mientras sin darme cuenta me acercaba más a él, atenta tanto a su reacción como a su respuesta.

Él volvió a sonreír y negó con la cabeza, mi pregunta había ido mucho más allá de lo que yo misma esperaba, incluso ni siquiera sabía si él entendía que yo no sólo me refería al hecho de que un simple compañero me ignorara durante todo un día, como si fuese el punto de todo esto. Sentía que estaba en una cuerda floja con los ojos vendados, andando a ciegas por un terreno en que no sabía si lo que pisaba era tierra o fangosa arena que terminaría por tragarme.

- ¿Crees que hay algo malo en mi?

Abrí y cerré la boca como pez, Dimitri me observaba con cierta soberbia escondida tras su mirada, no sabía si me estaba tomando el pelo o claramente era como Lethar y le gustaba jugar a ser el señor acertijo.

- No se responden preguntas con más preguntas- repliqué mientras por primera vez me daba cuenta de la extrema cercanía de ambos, apenas a unos centímetros de su rostro, aún así no me aparté.

- Eso responde a la mía…- dijo mientras sus ojos parecían refulgir de manera extraña e hipnótica.

Repentinamente el hechizo parecía haber desaparecido y me vi nuevamente rodeada de compañeros de clase que conversaban unos con otros, al parecer completamente ajenos a lo sucedido con Dimitri hacía pocos segundos, me quedé atónita mientras él sonreía, su sonrisa era perfecta, en cierta forma me recordó a la de Lethar, un gesto demasiado sublime y que era imposible ignorar.

- ¿Entonces…?- me atreví yo a preguntar- ¿En que queda todo esto?

- En que ya no me alejaré de ti, Heather…- respondió mientras volvía a atraparme con su mirada oscura y hermosa.

En alguna parte de mi algo pareció florecer de manera maravillosa e inefable, no esperaba que luego de mi ataque de exasperación aquel chico guapo y extraño quisiese seguir hablándome, pero así era, sabía que estaba yendo en contra de todo lo que me había dicho Lethar, una parte de mi continuaba recordando que había una razón para que mi guardián tuviese aquella actitud, pero no podía lidiar con lo inevitable, y es que la angustia que sufrí al saberme ignorada por Dimitri me hizo dar cuenta que no había marcha atrás, sentía una conexión con él, algo que iba más allá de explicar…

La clase de Literatura pasó demasiado rápido para mi propio gusto, me levanté reticente de mi silla cuando sonó el timbre, era mi timbre de salida, ya que era la única clase que tenía los jueves en la tarde.

- ¿Te llevo?- preguntó Dimitri mientras calzaba su mochila al hombro.

Lo miré vacilante, por segundos pude ver a la perfección la reacción de Lethar al enterarse de lo ocurrido, es más, era probable que ya lo supiera, siempre sabía todo, me preguntaba si eran los guardianes de mis compañeros de clase los que se encargaban de informarle, llevándole el chisme de todo lo que ocurría comigo mientras él no estaba, nunca le había preguntado a Lethar sobre eso.

Volví a mirar a Dimitri y asentí tímidamente mientras comenzaba a caminar junto a él, mientras salíamos ambos de la escuela y pasaba junto a una sorprendida Nicole Cabot supe que ya no había vuelta atrás; mientras subía su imponente Camaro de color negro supe que nuestra conversación en la sala había sido una especie de pacto; y mientras comenzaba a echar andar el auto con agilidad y pericia formidables y mientras mi corazón se disparaba al sentir el olor a su leve perfume supe que no importaba nada más que aquel instante.

- ¿Puedo invitarte a algún sitio o debes llegar a casa temprano?- preguntó mientras tomaba la avenida Washington en pleno centro de Portland.

- ¿A dónde?- inquirí mientras observaba su perfil, él volvió a sonreír.

- ¿No habías dicho que las preguntas no se respondían con preguntas?

Touché, apreté los labios pero no pude evitar sonreír, tenía esa misma clase de humor de Lethar y que en grandes dosis lograba exasperarme.

- Conozco un Café en el boulevard Baxter- comentó.

Abrí la boca en gesto mudo y asentí, la invitación tenía todas las de ser una cita, pero no lo era, porque no había sido planeada y sobre todo porque uno no iba a citas saliendo de la escuela, no, las citas normalmente las tenía a las 8 de la noche, luego que mamá acostaba a Gail, ya que así tenía tiempo de evaluar al chico en cuestión, por segundos volvió a mi la sensación de dolorosa nostalgia que me esforzaba por ocultar.

- ¿Heather?

Me percaté que aún no le respondía.

- Si, claro… vamos…

- No es necesario- terció él.

Negué con la cabeza mientras me acercaba al complicado tablero lleno de botones en búsqueda de la radio, pero habían tantas pantallas por todos lados que se me hacía difícil adivinar cual de todas correspondía, por eso prefería los autos clásicos, con esos solo bastaba encontrar el “on”, el “Play” y listo. Dimitri alzó su mano y señaló uno de los controles mientras la encendía desde los controles del manubrio, la radio comenzó a tocar una vieja canción ochentena, de esas que te imaginas que tus padres bailaron en su fiesta de graduación, cuando estaba de moda usar ridículas mayas y peinados con mucha laca, miré a Dimitri esperando que cambiase la estación, pero él tamborileaba los dedos de manera distraída en el volante mientras manejaba. Alcé una ceja y no reprimí la risa, solo en ese instante él pareció recordar que yo me encontraba junto a él.

- ¿Qué?

- ¿Me vas a decir que te gusta esta horrible música?- pregunté.

Él sonrió y casi pude percibir cierto sonrojo en sus blancas mejillas, o quizás solo era paranoia mía.

- ¿Qué tiene esta música?

- No lo se…- ironicé- que….¿Es del siglo pasado quizás?

Rió, era la primera vez que escuchaba su risa, pareció un sonido por completo ajeno a él, y es que siempre se mostraba tan reservado y misterioso que oírle reír fue extraño y maravilloso. Me quedé esperando su respuesta pero él solo sonrió, luego desvió la mirada del camino para observarme y eso me hizo quitar la risa inmediatamente.

- Mira hacia el frente- dije de manera demasiado brusca.

Dimitri me miró de manera interrogante pero hizo caso y yo volví a sentirme tranquila. No volvimos a hablar hasta que nos bajamos ambos del auto y comenzamos a caminar hacia el famoso café. Soplaba un fuerte viento, aunque era típico de Portland en aquella época del año, vislumbre varios barcos en el muelle, mientras seguía a Dimitri caminando frente a las fachadas de distintos locales.

El Boulevard Baxter era uno de los centros sociales de la juventud de Portland, y es que aparte de los centros comerciales no había mucho que hacer, así que era punto de confluencia de la mayoría de la población joven de la ciudad, no pasó desapercibido para mi que muchas de las chicas se quedaban observando a Dimitri con evidente gesto de querer hacer cosas no muy santas con él, por segundos me sentí demasiado insignificante como para caminar junto a tal clase de hombre.

Nos detuvimos en la fachada de un pintoresco Café, estaba segura de no haberlo visto antes, sin embargo Dimitri parecía conocerlo muy bien, ya que luego de abrirme la puerta y entrar saludó amistosamente a la mujer de la caja, quien por cierto era demasiado hermosa como para imaginártela de cajera en un café de ciudad periférica del mundo, su rostro me recordó más a una de esas modelos de revistas europeas, con el cabello de un color negro brillante y sedoso, rostro perfilado y fino.

- Buen día, Dimitri… ¿un privado?

- Por favor, Anika.

La mujer salió detrás del mostrador e inmediatamente atrajo la mirada de todas las personas que visitaban en aquel instante el local, y es que una belleza como la de ella era imposible de ignorar, en cierta forma me hizo pensar que ella y Dimitri eran muy parecidos, aunque el aspecto de la chica tenía algo amenazante, no sabía precisar que, quizás su manera de caminar o su extraño color de ojos que le daban una apariencia algo temible.

No entendía porque un privado si habían algunas mesas en ese sector, sin embargo decidí callar y los seguí a ambos por una escalera hasta el segundo piso, ahí pude ver como el salón se dividía en pequeñas y apartadas secciones, la chica nos dirigió directamente hacia una de las mesas que daba hacia el exterior, junto a un gran ventanal.

- Ya les tomo sus pedidos…- anuncio, mirando de manera demasiado fija a Dimitri, quería pensar que era paranoia mía pero me parecía que entre ella y Dimitri había cierta complicidad, algo dentro de mi se retorció, no supe muy bien porque.

Cuando finalmente nos quedamos solos y yo dejé de evadir la mirada de mi acompañante fingiendo observar la vista hacia el muelle, suspiré.

- ¿Qué te parece?

- ¿Quién?- pregunté.

Dimitri torció una leve sonrisa y apoyó los brazos sobre la mesa.

- El local…- aclaró.

- Ah… esta perfecto…

Quería preguntarle de dónde conocía a la tal Anika, pero me pareció que sonaría demasiado psicópata si lo hacía, por lo que me limité a guardar silencio, silencio que por cierto tenía una pizca de inquietante.

- ¿Qué hace tu hermano?- pregunté finalmente, en un intento bastante desesperado por romper con el silencio.

- Es… comerciante….- respondió mientras cruzaba sus manos sobre la mesa de manera despreocupada.

- ¿De qué?

- De autos… y tiene acciones, gana dinero principalmente con eso… es bueno en los negocios- añadió.

- ¿Y …- me aclaré la garganta no muy segura de si preguntar o no

- No tengo padres…

Lo miré algo sorprendida que supiese de que iban mis pensamientos, Dimitri se limitó a sonreír con cierta suficiencia.

- Ah… ¿ellos…

- Alarik es mi único familiar- volvió a adelantarse a mi pregunta y yo asentí en silencio, su tono no había denotado molestia o pena por mis preguntas, aún así decidí dejar el tema.

En ese instante Anika apareció junto a nosotros sosteniendo una libreta mientras nos tendía el menú del lugar, lo hojeé rápidamente, la verdad es que no me apetecía comer nada, por lo que pedí un jugo de piña natural, Dimitri pidió un café expreso. Anika se volvió a ir pero no tardó mucho en volver con ambos pedidos, me percaté que volvía a mirar a Dimitri de una manera que parecía demasiado directa como para ser normal, aunque él en ningún minuto cruzó miradas con ella.

- Es una vieja amiga de Alarik- comentó luego que Anika bajó por la escalera- nos conocemos hace años- añadió mientras revolvía su café.

No comenté nada sobre eso, a pesar de la explicación de él continuaba sintiendo que había algo más, volví a culpar a mi paranoia y al hecho que siempre que me encontraba con Dimitri mi cabeza parecía disparar pensamientos sin ningún tipo de filtro. La conversación derivó en distintos tópicos, nada muy interesante, la escuela, mis gustos, él parecía muy interesado en conocer mis gustos en comida, en cine, en música, no supe muy bien como pero luego de unos momentos me encontré conversando tan animadamente como si estuviese con Eva o con Freddy o… Lethar…

No era una alucinación, estaba al otro lado de la ventana, mirándome fijamente mientras su cabello se arremolinaba en torno a su rostro producto del viento, por poco casi me atraganto con el jugo, Dimitri miró en mi misma dirección para luego fijar su vista en mi.

- ¿Te encuentras bien?

- No… quiero decir si…

- Ya es tarde, te llevaré a casa- dijo él mientras nos levantábamos de la mesa y abandonábamos el local, cuando salimos la tal Anika no apareció por ningún lado.

El frío viento me dio de lleno en el rostro, sin embargo por más que miré a mi alrededor Lethar ya no estaba, en todo el camino a casa me fui sintiendo más y más nerviosa, sabía que no lo había imaginado, sabía que era Lethar a quien había visto en el Café, me sentía realmente mal, y es que al recordar sus ojos, la manera en que me miró hizo que algo dentro de mi pareciera estallar y romperse en mil pedazos. Dimitri no habló mucho durante el trayecto, probablemente porque se dio cuenta que yo estaba demasiado ida como para entablar una conversación.

Súbitamente vinieron a mi muchos temores y dudas, temor al darme cuenta que lo que vi en los ojos de mi guardián no fue ira, si no tristeza. Casi salté del auto para salir cuando Dimitri aparcó afuera, me despedí de él con un gesto de mano y subí corriendo las escaleras para entrar a casa, cerré la puerta de un tirón y me quedé muy quieta, Lethar estaba en la casa, lo podía sentir.

Tragué saliva y subí las escaleras hacia mi dormitorio, él se encontraba ahí, mirando por la ventana fijamente de manera que me era posible verle el perfil, vestía unos jeans y una polera con cuello color azul.

- ¿Te lo has pasado bien?- preguntó de manera demasiado amarga para ser él.

Me quedé estática en la puerta de la habitación, con la mochila en la mano, sin querer avanzar más, su tono había sido como una bofetada, una dolorosa bofetada luego de todo lo sublime que podría haberme sentido aquel día.

Lethar se volteó a mirarme y me sentí completamente vulnerable a lo desgarrado de su mirada, me percaté que parecía además de todo muy agotado. Fue él quien se acercó caminando hacia mi, lentamente, de pronto, en un segundo se encontraba su rostro casi pegado al mío, podía sentir su respiración agitada chocando contra mi rostro, mientras sus ojos brillaban de manera triste y a la vez furiosa.

- Lethar no pue…

- Nunca es suficiente lo que yo digo ¿Cierto?- me interrumpió en susurros.

Mi respiración comenzó a seguir la de él, y es que de pronto me sentía demasiado indefensa ante su actitud.

- Eras la única que tenía el poder de decidir…- continuó hablándome mientras su aliento chocaba mi rostro y su voz parecía repartir dolor en cada uno de mis poros.

Cerré los ojos solo para evitar encontrarme con sus ojos centelleantes y tristes, pero su voz la seguía oyendo, su voz cargada de decepción y dolor… jamás le había escuchado hablarme así, los pelos de la nuca se me erizaron.

Lo alejé de mi con un brazo y comencé a caminar hacia la cama pero él sujetó mi mano haciendo que voltease hacia él.

- No puedes pedirme esto, Lethar…- dije en un pitillo de voz, mientras sentía como mis ojos comenzaban a picar.

- No puedo pedirte nada, Heather… pero…

En aquel instante una luz apareció en la mitad del pecho de él haciendo que me soltase, pegué un grito mientras la luz me cegaba y un grito de dolor inundaba toda la habitación traspasando mis oídos, un grito de él

La luz desapareció y solo entonces pude vislumbrar a Lethar, de rodillas en el piso, con las palmas de las manos apoyando su cuerpo y su cabeza gacha. Me acerqué a él mientras el miedo y el horror me sobrepasaban.

- Lethar…

Me arrodillé junto a él y abracé su cuerpo.

- ¿Qué esta pasando?- sollocé mientras sostenía su cuerpo que por primera vez parecía albergar menos calor que el de costumbre.

Él se mantenía en silencio mientras su pecho subía y bajaba chocando contra el mío, sus brazos no correspondían el abrazo, estaban laxos a cada lado. Continué sosteniendo su cuerpo hasta que el calor volvió a él, inundándome a mi, poco a poco sentí sus manos en mi espalda mientras cobijaba su cabeza en mi cabello.

- Lethar… ¿qué esta ocurriendo?- pregunté mientras aún lloraba.

Pasaron minutos de silencio, sentía mi corazón palpitar de manera furiosa en mi pecho, mientras lágrimas continuaban corriendo por mis mejillas.

- Has abierto la elección…- respondió en mi oído mientras sus manos presionaban en un abrazo estrecho.

5 comentarios:

  1. me pasaba x tu blog cada dos dias para ver si habias actualizado, pero empece examenes parciales, asiq recien hoy pude revisar y me encontre con dos caps geniales!!!! pero que me han dejado muuuy confundida! jajaja...

    llegara un momento en que todas las dudas se aclaren????? q ha pasado con Lethar en el ultimo capitulo?!?!?!?!...

    Te lo repito una vez mas: me encanta como escribes :)... puedo sentir todo lo que transmite... el dolor, la agonia... todo!!.. me encanta! jajajaja xD..

    Espero que actualices prontoo!!!! Leiste el comentario q t deje la primera vez q lei los capitulos q habias subido????

    Hasta pronto! :)

    megumi

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  2. Waooo!
    Sin palabras
    tienes talento chica!!
    ....ESPERANDO CON ANSIAS EL SIGUIENTE...
    uN BesO
    ciao!

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  3. Diosss, no puedo creer q haya quedado asi este capituloooo... Voy a morir de intrigaaaa waaaaaaa... Te FELICITO!!! Excelente historia, nos has dejado en suspenso a todos!!

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  4. Me encantó este capítulo.
    Estoy intentando descubrir q es dimitri pro hay manera!!! parece como si fuera algo contrario a Lethar, asi q solo se me ocurre q sea un demonio redimido o algo así. Tampoco me extrañaria q fueran hermanos contrarios... no se......... y el final de este capítulo ya me ha dejado totalmente perdida, pero me ha gustado muxo

    Espero q tu pc vuelva a la vida pronto, no nos puedes dejar esperando despues d como has dejado l final!!! vas a matarnos!!!

    bsos

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  5. HOLA MAGDALENA ESPERO TE ENCUENTRES BIEN Y TODO POCO A POCO VUELVA A LA CALMA.
    QUISIERA COMENTAR SOBRE TU HISTORIA ESTA VERDADERAMENTE EXCELENTE ME FASINA DESDE QUE LEI EL PRIMER CAPITULO NO PUDE PARAR QUE PENA QUE SE PERDIERAN TUS ARCHIVOS PERO MUCHO ANIMO QUE YA LLEGARA ESA PARTE QUE NECESITAS Y ESPERARE PACIENTEMENTE A QUE ESCRIBAS DE NUEVO QUE VALDRA LA PENA YA QUE ERES MAGNIFICA CON ESTA HISTORIA GRACIAS ANIMO SIGUE ADELANTE QUE ERES BUENISIMA ESCRIBIENDO DE DEJO SALUDOS Y UN MILLON DE FELICITACIONES

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